-Qué
complicación (exclamó el Abad viendo caminar a un ciempiés) y qué maravilla: lo
hace tan bien que parece fácil.
De pronto,
le vino a la memoria una historieta que había escuchado no sabía dónde:
«El pequeño ciempiés sintió que debía lanzarse a caminar, y preguntó
inquieto a su madre:
-Para andar,
¿qué pies debo mover primero: los pares o los impares, los de la derecha o los
de la izquierda, los de delante o lo de detrás? ¿O los del centro? ¿Y cómo? ¿Y
por qué?.
-Cuando
quieras andar, hijo mío -le respondió la madre- deja de cavilar y…
anda».