-Qué
complicación (exclamó el Abad viendo caminar a un ciempiés) y qué maravilla: lo
hace tan bien que parece fácil.
De pronto,
le vino a la memoria una historieta que había escuchado no sabía dónde:
«El pequeño ciempiés sintió que debía lanzarse a caminar, y preguntó
inquieto a su madre:
-Para andar,
¿qué pies debo mover primero: los pares o los impares, los de la derecha o los
de la izquierda, los de delante o lo de detrás? ¿O los del centro? ¿Y cómo? ¿Y
por qué?.
-Cuando
quieras andar, hijo mío -le respondió la madre- deja de cavilar y…
anda».
3 comentarios sobre “DEJA DE CAVILAR Y ANDA”
Anónimo
(septiembre 30, 2014 -10:38 pm)por donde empezar empezando me enseñaste tu. pagamar
Anónimo
(octubre 1, 2014 -7:13 am)Si nos dedicamos solo a pensar no caminamos. Tenemos que pasar a la acción y ver como vamos desarrollando nuestros pensamientos, porque es de la única manera que vas a comprobar si nos son beneficiosos o no, y si no fueran, debemos enfrentarnos al cambio. Mª Ángeles (de León)
admin
(octubre 6, 2014 -6:53 pm)Así lo veo yo. Los mayores males los tenemos cuando nos quedamos pasivos en nuestra viva, acumulando temas sin resolver y peor aún, quejándonos. De esta manera terminamos formando un circulo vicioso y terminamos quedando atrapados en él.
Así que… a andar se aprende ANDANDO.
Muchos besos