MI VIVENCIA EN VILLAGARCÍA

…Aquel día, cuando terminamos los postres, sacamos los viejos álbumes de fotos y recordamos los tiempos pasados, empezaron a aparecer las frases normales “…fijate como estabas tú… y como estaba yo..”, “ y del pelazo que tenia antes…¿que me dices?”, “… ese pantalón no me cabe ahora ni en una de mis piernas…” “… y lo locos que eramos al hacer eso…”… pero siempre hay una que es especial para mí “ ojalá estuviera tan joven como antes, pero con la experiencia de vida que tengo ahora ”
La niñez, la juventud, la madurez, son simples etapas para tratar de alcanzar esa plenitud que todos ansiamos. Afortunadamente el ser humano siempre está en crecimiento, el tiempo y las vivencias juegan a nuestro favor.
Es importante en este caminar saber como somos, que dimensiones configuran nuestro ser, nuestro grado de maduración, de aceptación, el peso de lo vivido por duro que fuera, en resumen, aprender a conocerse para… CRECER en el mas amplio sentido que le podamos conferir a esta palabra.
El fin de semana del 23 al 25 de marzo, junto con otros compañeros del Teléfono de Salamanca, Valladolid y Zamora, hemos convivido en el arranque del Curso de conocimiento de si mismo en Villagarcía de Campos, experiencia profunda, inolvidable, donde he descubierto lo difícil que resulta compartir tu propia experiencia no solamente con los demás, sino principalmente… contigo mismo.
Gracias por ayudarme a elegir de entre todos los pedazos en los que se ha roto mi vida, aquellos en los que debo de ir cimentando mi futuro como persona y como ser.
Esa extraordinaria persona y comunicadora como es María Guerrero nos leyó un texto, que curiosamente días antes era el elegido por mí, para entregárselo a una de mis compañeras, también llamada María, el ultimo día de curso. Como no lo pude hacer, ahora quiero compartirlo con ella y con todos
CAMBIAR YO, PARA QUE CAMBIE EL MUNDO
De joven, yo era un revolucionario y mi oración consistía en decir a Dios,
“ Señor dame fuerzas para cambiar el mundo”.
A medida que fui haciéndome adulto y caí en la cuenta de que me había pasado media vida sin haber logrado cambiar a una sola alma, cambié mi oración y comencé a decir,
“ Señor dame la gracia de transformar a cuantos entran en contacto conmigo. Aunque solo sea a mi familia y a mis amigos. Con eso me doy por satisfecho”
…ahora que he empezado a comprender lo estúpido que he sido, mi única oración es la siguiente, “Señor dame la gracia de cambiarme a mí mismo”,…
…si yo hubiera orado de este modo desde el principio, no habría malgastado parte de mi vida.
Anthony de Mello.-El canto del Pajaro-

Autor entrada: MariaGuerrero