Llegar este fin de semana a Águilas ha sido encontrarse con un estallido de color, ingenio,
creatividad y alegría.
La fiesta está en la calle, el pueblo está en la calle
compartiendo el entusiasmo del carnaval, que esperan durante todo un año, pensando, preparando el próximo disfraz.
La cuerva corría como el agua. Es la bebida típica del carnaval, es una sangría «mullidita», vino, azúcar, licores y frutas, riquísima.
Mi amiga María Camacho, mujer especial, con carisma, generosa, alegre y viva dónde las haya, nos abrió las puertas de su casa a un grupo de amigos, Jorge, Jaime, Yolanda, Maite, Javier, Mar y María, fantásticos Vikingos. Gracias María, amiga de sus amigos y mujer estupenda.
Forasteros todos y contagiados por su entusiasmo, disfrutamos disfrazándonos, formando un grupo de
Vikingos divertidos, mezclándonos con payasos, gatos, policías, mariposas, leones, margaritas, japoneses, legionarios y un sin fin de disfraces que llenaban las calles con un estallido de color y una explosión de alegría.
María Díaz, oriunda de Águilas nos despertó a la mañana siguiente con chocolate y churros, ¡que ricos!
La noche, el canvanal, la fiesta y la alegría nos esperan de nuevo el año próximo, si podéis no os lo perdáis, es alucinante.