Te voy a contar una historia que pasó hace mucho, pero que mucho tiempo, en la época de los Dioses Griegos allá en el Olimpo. 
Cuenta la leyenda que un día estaban todos los Dioses reunidos con la intención de decidir dónde podrían esconder la felicidad. Consideraban que algo tan valioso debería de esconderse en un buen lugar que estuviera muy protegido, para que ningún hombre pudiera encontrarlo ya que no tenían muy buen concepto de los humanos y desconfiaban del uso que pudieran hacer de ella.
Pensaron en esconder la felicidad en la montaña más alta de la tierra, en el océano más profundo, en el volcán más feroz, hasta incluso pensaron en la selva más profunda y poblada. Sin embargo, todos los Dioses coincidieron en que el hombre con su intrepidez, al final la encontrarían.
De repente, el Dios más sabio de todos dijo: yo se dónde podemos esconder la felicidad para que solo la encuentren aquellos humanos que sean merecedores de tan valioso tesoro. Les costará tanto encontrarla que cuando la encuentren ya nunca querrán volverla a perder.
¿Dónde?-preguntaron los otros Dioses, sorprendidos e incapaces de imaginar ese sitio.
Dentro de ellos mismos, dentro de ellos mismos…
Esta preciosa historia de fantasía nos da que pensar que no importa en quién o en dónde busquemos nuestra felicidad, pues por más que nos cansemos siempre estará en nosotros mismos.
Yo se que tú eres de las pocas personas afortunadas que han sido capaces de encontrar tu felicidad, porque no importa dónde o con quién estés, siempre te delata esa mágica sonrisa de felicidad.
Este es el primer regalito de esta sección. Lo envía Noelia Verdú Pérez una murciana preciosa y valiente a la que conozco desde que era un bebé y que ahora, en esta etapa de su vida reside en Australia.
Gracias Noelia
FELIZ VIDA
