del camino.
Quien
ayuda, siempre es ayudado, y tiene que enseñar lo que aprendió.
Por
eso, él se sienta alrededor de la hoguera y cuenta como le fue en su día de
lucha.
Un
amigo le susurra: ¿Por qué revelas tan abiertamente tu estrategia?
¿
No ves que actuando así corres el riesgo de tener que compartir tus conquistas
con los otros ?
El
guerrero se limita a sonreír, sin responder.
Sabe
que si llegara al final de la jornada a un paraíso vacío, su lucha no habría
valido la pena.»
de Paulo Coelho, «Manual del Guerrero de la Luz»