amor libera y sana, el odio destruye celularmente. La enfermedad es el
resultado no solo de nuestros actos sino también de nuestros pensamientos”.
recibo se muestran fríos, dejando ver la distancia que les separa. Cuando
comienzan a hablar se puede apreciar el resentimiento y el rencor que subyace a
sus palabras, se suceden las críticas, los reproches que abren un abismo entre
ellos. No se escuchan, se interrumpen constantemente con acusaciones, que son
dardos envenenados que van directos a ese punto que es el que más duele y lo
saben, aún así continúa el fuego cruzado sin compasión.
entrevista se miraban de soslayo dejando al descubierto su lejanía emocional,
sin embargo, conforme se van metiendo en sus respectivos argumentos, sus
miradas se vuelven frontales y están encendidas de odio y rabia envolviendo el
ambiente con el rencor que emana de sus sentimientos. Este es el último
cartucho –manifiestan al final-, sin embargo su mirada está más enfocada en la
separación que en el encuentro, lo que dificulta gravemente la comunicación que
se encuentra dominada por la descalificación y las quejas “no puedo creer que
digas eso”, “la culpa fue tuya”, “si me hubieras hecho caso..”, “nunca me
escuchas, no te importa nada de lo mío”, “si fueras de otra manara.., eres
odioso. Y tú inaguantable”.
que alguna vez hayan estado unidos por un sentimiento noble y, desde luego, me
cuesta imaginar que alguna vez se hayan querido, desde luego ahora lo que
domina su sentir es el olvido de lo amado, si alguna vez hubo amor. Cada uno aparece en el otro
desdibujado, despojado de las cualidades que un día fueron objeto de
reconocimiento y valoración, cegado a esas particularidades personales de las
que un día se enamoraron y que hacían que se vieran como seres únicos,
excepcionales y maravillosos en relación a todos los demás.
hecho para poner odio dónde antes había amor?.
por medio de amigos comunes. Desde el principio había mucha atracción física
entre nosotros, era como un imán que nos traía irremisiblemente. Cada uno estaba centrado en su carrera con la
ilusión puesta en triunfar en lo nuestro y no salíamos demasiado, pero cada vez
que coincidíamos y nos encontrábamos sentíamos alegría de vernos de nuevo,
hasta que un día nos dejamos llevar por la pasión y comenzamos nuestra historia
de amor.
besarnos y abrazarnos, poco a poco nos fuimos conociendo más y las
coincidencias en nuestra forma de ver la vida y como queríamos vivirla eran
asombrosas, nos gustaban las mismas cosas, la misma música, a los dos nos
encantaba la naturaleza, amábamos a los animales el deporte, era mágico. Me
gustaba todo de él, -dice ella con los ojos brillantes-. Yo la veía como la
mujer más especial que había conocido nunca, -dice el esposo sin apenas mirarla,
como queriendo recrearse en aquellos sentimientos de tiempo atrás-.
nos sentíamos muy cerca el uno del otro, hablábamos durante horas, teníamos
mucha confianza y nos lo contábamos todo, por cómo me escuchaba sentía que le
interesaban mis cosas, era estupendo sentir tanto respeto, cuidado y cariño.
Siempre me sentía reforzada por él, afirmación a la que el marido siente con la
cabeza mientras dice, y yo por ti, pensaba que contigo a mi lado era capaz de
comerme el mundo.
formar una familia y vivir nuestra vida juntos pero de eso hace ya siete años y
ahora mira dónde estamos, no nos aguantamos, siempre estamos discutiendo, todo
lo que hacemos nos sienta mal, parece que me tiene manía y a veces adivino el
odio en su mirada –dice la esposa mientras comienza a llorar. ¿Y tú, como me
miras?, se enfada el esposo, me criticas constantemente, ya no se que hacer
para agradarte, todo lo hago mal y me rechazas cada vez que me acerco a ti para
mostrarte cariño, pero ahora ya da igual ¡anda ya!.
repite en las conversaciones entre amigos, en las consultas de los psicólogos o
en las llamadas al Teléfono de la Esperanza. Dice Sri Chinmoy que odiamos a
alguien cuando realmente queremos amarle, pero que no podemos amar porque tal
vez él mismo no lo permite, lo que confirma una vez más, que el odio es una
forma disfrazada de amor como avala la casi totalidad de la literatura y los
estudios realizados sobre el tema, entre los que destacan las investigaciones
realizadas por Sterberg, en las que observó que el odio no podía ser entendido
sin el amor ya que ambos se encuentran estrechamente relacionados debido a la
similitud de sus componentes, por lo que formuló dos teorías triangulares que
permiten dar explicación a ambos procesos, la del amor y la del odio.
seguridad, confianza y calidez de las relaciones, factores que permiten
fomentar el bienestar de la persona amada y potencian el sentimiento de
felicidad solo por el hecho de estar en la compañía de la persona amada.
de la atracción física y sexual y promueve sentimientos que potencian la
autoestima y favorecen la afiliación.
amar a una persona mientras que el compromiso va un poco más allá, es la
decisión de seguir amando a largo plazo.
constante interacción entre ellos lo que da como resultado los siete tipos de
amor: cariño, encaprichamiento, amor vacío, amor romántico, amor sociable, amor
fatuo y amor consumado.
triangular del odio es justo lo opuesto de los mismos componentes:
la desvinculación emocional y está promovido por el rechazo de los actos y
comportamientos que nos genera la persona y que termina por el rechazo a todo
lo que viene de ella.
forma de furia/ miedo. Cuando el sentimiento predominante es la furia, precipita a las conductas de
enfrentamiento directo y aproximación a la persona que es objeto de ese odio,
mientras que cuando el sentimiento es el miedo, precipita hacia la huida y el
alejamiento.
de la persona o grupos de personas por medio del desprecio. Es decir, se trata
de considerar a la persona o personas que son objeto del odio como malas,
despreciables o infrahumanas, de esta manera el ataque o el abandono queda
justificado.
amor, los componentes del odio interaccionan entre sí dando lugar a siete tipos
de odio: odio distante, odio caliente, odio frío, odio hirviente, odio
humeante, odio rebullente y odio quemador.