MANERAS DE ACALLAR LA MENTE (1)

Acallar la
mente de los permanentes ruidos que nos distraen de nuestra vida, lograr ese
silencio interior que llene nuestros rincones de paz y armonía ¡qué difícil!,
cuánto cuesta conectar con el silencio arrullador y entregarnos confiados al
descanso despierto, dejando la mente en blanco y conectar con quien realmente
somos, ese ser maravilloso que nos habita, a veces como un inquilino
desconocido que vive dentro de nuestro propio Ser.

ENEMIGOS DEL SILENCIO
INTERIOR
 Para
conectar con nuestro interior es necesario PARARNOS, cosa complicada porque a
lo que estamos más habituados es a enredarnos con los problemas cotidianos, a
veces más grandes, otras insignificantes, damos vueltas y más vueltas dejando
que nuestra cabeza actúe como un perfecto molinillo. Es fácil que nos
identifiquemos con los problemas que tenemos y a partir de ahí deja de ser un
problema o situación a resolver como me gusta llamarlo, al que puedo mirar con
perspectiva, para convertirse en el problema que acapara nuestro tiempo y
consume nuestras energías. Lo colocamos a tan corta distancia que nos ciega, no
lo podemos ver, dificultando el enfoque adecuado que permita su afrontamiento y
su resolución.
Cuando nos
paramos conectamos con nuestros “fantasmas”,
unos que vienen del pasado y rememoran aquellas cosas que hicimos o que no
hicimos y consideramos que deberíamos de haber hecho, recuerdos que tenemos ordenados
y congelados como cuando metemos los alimentos en el congelador, con etiquetas
en las que las recriminaciones, las exigencias y los juicios no tienen fecha de
caducidad.  El pasado y el futuro son
inexistentes, todo lo que tenemos es el precioso momento en el que estamos, por
grande o por pequeño, por intenso o fugaz, éste es el momento que vives y es
único, si te distraes te lo pierdes.
 Otros “fantasmas”
proceden de nuestra necesidad de tenerlo todo controlado, anticipando el futuro
para poder prevenirlo o, al menos, estar preparados para responder a lo que
pasará. Parar nos atemoriza porque conectamos con el desconcierto y la angustia
de la incertidumbre, ¡cuánto cuesta vivir en la incertidumbre aún cuando
sabemos que no existen las certezas!.
 Vivimos en
la creencia de que necesitamos certezas absolutas para estar tranquilos y ser
felices y así vivimos en una desazón permanente, posponiendo nuestro bienestar
y haciéndolo depender del conocido “cuando se solucione esto o lo otro, estaré
bien”. 
Hoy es el día, ahora el momento, porque
no tenemos más minutos que los que tenemos.

 Los
pensamientos pueden ser nuestros mejores aliados o nuestros peores enemigos, no
están hechos, cada uno es el creador de sus pensamientos así que depende de
cada uno si crea un cielo en su vida que le permite vivirla acogiendo y
disfrutando de cada momento o si crea un infierno de pesimismo y angustia.
Recuerdo un día, hace ya unos años, estaba en una sala esperando los resultados de una
mamografía, junto a mi había otra mujer que también esperaba, a las dos nos
habían dicho que estarían en media hora. En un momento entraron apresuradamente
en esa consulta varios médicos y la mujer que me acompañaba se alertó, ¿será
que nos pasa algo?, me preguntó inquieta. Es que han entrado muy deprisa y ya
pasan 15 minutos del tiempo que nos dijeron. No creo que tenga que ver con los
resultados, de dije, dentro hacen muchas pruebas y ese es su trabajo. Si pero..
y si nos pasa algo. No te preocupes, verás que enseguida nos dan los
resultados. ¡Madre mía! –exclamó-, tengo dos hijos pequeños, si nos pasa algo
no se qué va a ser de ellos. Intenté tranquilizarla, la escuche pero todos mis
intentos fueron en vano, ella estaba con su “película” en plena fase de
producción y lo peor era que cada vez que hablaba decía “nos”, hasta que le
respondí, si te pasa “algo” será a ti, porque a mí, hasta que no me lo digan,
no me pasa nada. 
Decía Joco
Beck “la dicha es lo que nos ocurre menos
nuestra percepción acerca de ello”
, es nuestra mente la que crea nuestros
estados y la que genera el sufrimiento. Todo lo que ocurre a nuestro alrededor
está enraizado en la mente, así que si lo que vivimos nos resulta desagradable
o nos encontramos con dificultades, no son las situaciones en sí las responsables
de nuestro sufrimiento o malestar, sino nuestra mente, de tal modo que podemos
aprender a cambiar la forma desde la que miramos la realidad que nos rodea. Como pienses que será, así será.
             

Autor entrada: MariaGuerrero