SI TE DIGO ¿ME ENTIENDES?

Todo lo que hacemos y el como lo hacemos repercute en los demás. Normalmente se da una concordancia entre los mensajes que mandamos y las respuestas que tenemos de los otros. Si mostramos actitudes de cercanía provocamos cercanía y encuentro en el otro, si por el contrario son de hostilidad, también la veremos reflejada en las respuestas que nos den. En la mayoría de los casos esas respuestas son un reflejo de lo que nosotros estamos poniendo en esa relación, aunque generalmente, tendamos a culpar a los otros.

A veces nos sentimos confundidos por que no se da este paralelismo en los encuentros que tenemos, deseamos estar cerca de alguien, emitimos mensajes verbales que lo reflejan, sin embargo el encuentro no se da. Otras veces es al revés, estamos enfadados y queremos transmitir ese malestar pero el otro no lo acoge o no responde en los mismos términos y terminamos sintiendo que nos toman el pelo.

¿Que ha pasado?

En muchas de estas ocasiones lo que ocurre es que se da una incongruencia entre el lenguaje verbal y el lenguaje no verbal.

La comunicación verbal se refiere al contenido explicativo, es decir a lo que se dice, ahora bien el como se dice, eso es lo que crea amigos o enemigos, lo que hace que nuestras palabras sean entendidas y acogidas o rechazadas.

 La comunicación no verbal por su parte, es la forma de comunicación más natural y primaria, porque surge de la necesidad de los seres vivos de relacionarse con otros seres vivos de la misma especie o de otra, en orden a su supervivencia y es con esta finalidad que utilizamos diversos gestos, que son comprensibles por todos. Por eso nos resulta fácil comer si vamos a París o Rusia o China aunque no sepamos el idioma.

Mientras que el que habla, presta más atención a las palabras que dice, el que escucha se fija especialmente en el lenguaje no verbal, que desde luego tiene mucho más impacto y es el que avala o desmiente lo que estamos diciendo.

En ocasiones queremos mandar un mensaje cálido y lo verbalizamos con palabras cariñosas, sin embargo nuestro gesto refleja  seriedad y distancia, o bien mostramos nuestro enfado con una retaila de palabras de enfado y nuestro rostro está sonriente, otras veces decimos «si, estoy bien» y nuestro cuerpo está agarrotado, con los brazos cruzados y el ceño fruncido.

Esta incongruencia confunde, distorsiona el mensaje y es la responsable, en la mayoría de las ocasiones, de que no nos sintamos entendidos  y, desde luego, atenta contra el crecimiento y la estabilidad de nuestras relaciones.

Autor entrada: MariaGuerrero