Cuando no aceptamos nuestras vivencias estamos condenados a repetirlas. Nos convertimos en un poderoso imán que atrae una y otra vez aquello que nos dolió. Pienso que las personas no solo tropezamos dos veces en la misma piedra, a veces, no paramos hasta que no la rompemos. Revivimos una y otra vez la misma experiencia, buscamos el mismo tipo de amigos, parejas, etc y nos quejamos de que siempre nos pasa lo mismo.
Hasta que no aprendemos de nuestra experiencia,
la aceptamos y nos apropiamos de nuestra responsabilidad,
no podemos pasar a otra cosa,
nos privamos de la experiencia porque
vamos por la vida como los taxi,
con el cartel de ocupado.Final del formulario