Hola amigos, ¡cuanto tiempo!.
No creáis que me olvidé de vosotros, ni que me marché a volar en otros cielos, os tengo presentes. En los huecos entre números, os recuerdo. Recuerdo mi ilusión por inventar cada día poniendo colores a mi empeño para dibujar sonrisas, impulsar pensamientos que ayuden a poner claridad en esas situaciones oscuras, que muchas veces percibimos sin salida y promover reflexiones que faciliten el vivir cada día con más calidad y plenitud. Esta es una tarea irrenunciable para mi, así que muy pronto estaré de nuevo dispuesta para poner mi energía en esta misión que me mantiene VIVA.
En este tiempo estoy inmiscuida en un proyecto en el que ocupo la práctica totalidad de mi tiempo, mi tesis doctoral ¡parece que tiene fin!, no me lo puedo creer.
El trabajo de investigación es apasionante, ojalá sirva para poner un granito de arena en el avance del tratamiento de la depresión, ojalá ayude a comprender un poco más, porqué los hombres y las mujeres vivimos y enfrentamos de forma diferente las adversidades, ojalá aporte conocimientos para entender la diversidad cultural, esa diferencia entre diferentes culturas a la hora de desarrollar la depresión y es que la sociedad en la que vivimos determina nuestra forma de pensar, sentir, actuar y vivir y la salud o la enfermedad están sujetas a la forma de vida. La cultura es el conjunto de valores, creencias, normas y estilos de vida que se transmiten de generación en generación, dentro de una sociedad determinada, sin embargo y pese a las diferencias que marcan las pautas culturales, existe una similitud en la forma de afrontar la vida y sus acontecimientos por parte del ser humano, viva donde viva.