EL VALOR DEL ANILLO

Había una vez un joven que siempre andaba quejándose de su vida, tenía lástima de si mismo y se apartaba de los demás, porque no se sentía con suficiente valía para relacionarse con los otros.

Siempre, cuando se juntaba con los más intimos, le preguntaba si le querían y aunque las respuestas eran afirmativas, él no les creía. Para él nunca eran suficientes, necesitaba tanto amor, que todo el amor del mundo le parecía insuficiente.

Un día el joven se enteró de que en la ciudad había un sabio que ayudaba a las personas que recurrían a él. Se puso en camino hasta que alcanzó la ciudad y se plantó en la puerta de la casa del sabio, sin atreverse a llamar. Este abrió inesperadamente la puerta, ante la sorpresa del joven y le invitó a entrar.

¿Qué deseas joven?, -preguntó el sabio. Me siento desvalido, sin fuerzas para estar con las personas a las que quiero, sin atreverme a decir lo que quiero y lo que pienso, sin hablar de mis sentimientos por temor a que los pisen o no los acojan, -respondió el joven.

El sabio lo miró con sus ojos profundos y llenos de amor y le dijo -haremos una cosa, mira este anillo, ve al mercado y prueba a ver que es lo que le pagan por el, pero no lo vendas, una vez lo hayas comprobado vuelve aquí-. El joven se sorprendió de la propuesta pero la acepto, cogió el anillo y se marchó. Una vez en el mercado ofreció el anillo a las personas con las que se cruzaba, unos le ofrecían 300 €, otros 500 € y así el joven volvió a la casa del sabio para informarle del éxito del anillo.

Entonces el sabio le dijo – ahora ve a un joyero para que valore el anillo y sea lo que sea que te ofrezca, no lo vendas-. El joven marcho a casa del joyero, como le había dicho el sabio y le enseñó el anillo, quedando sorprendido por la cara de asombro que puso el joyero. -Es un anillo precioso, tiene piedras únicas que jamás había visto y está engarzado en oro viejo, metal valiosísimo y muy difícil de encontrar. Te doy por el 100.000 €-. El joven se mantenía atónito, ensimismado por el entusiasmo del joyero. Recogió el anillo y volvió a casa del sabio.

El sabio abrió la puerta y sonrrió al ver la cara ensimismada del joven. -Señor me dan 100.000 € por el anillo-, atinó a decir.

Las palabras del sabio brotaron como una revelación, -Tú eres ese anillo, vas por la vida preguntándole a todo el mundo si te quieren, pidiéndoles que te digan cuanto vales, sin darte cuenta de que eres un ser único e irrepetible y tu valor no tiene precio-.

Muchas veces pensamos que nuestro valor proviene de fuera cuando desde siempre vive dentro de nosotros.
Si yo me quiero, consigo que el mundo me quiera.

Autor entrada: MariaGuerrero