“Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación, tenemos el reto de cambiarnos a nosotros mismos”. Viktor Frankl.
Me impactó sobremanera la primera vez que vi “El circo de la mariposa”, es una de las historias más potente y enternecedora que he visto. Está protagonizada por Nick James Vujicic, un hombre que nació sin extremidades. Como era de esperar, tuvo una infancia plagada de dificultades, incluso, cuando tenía 8 años pensó en el suicidio como forma de acabar con el dolor que le producía el acoso del que era objeto en el colegio. Nick no sucumbió, continuó luchando y trabajando hasta encontrar la Misión que le dio sentido a su vida, ayudar a las personas que, como él, padecen discapacidades físicas y sufren el rechazo de los que se creen “normales”.
En el corto, que os recomiendo, Nick refleja la soledad de la persona a la que la sociedad etiqueta como “rara”, que se gana la vida expuesto en un circo como “raro” –el hombre sin extremidades-, junto a otras personas: el hombre tatuado y la mujer que pesa 200 kilos también “raras”. Ha llegado a creer tanto de sí mismo que es “raro” que piensa y siente que solo sirve para que la gente se divierta riéndose de él, para ser ridiculizado y despreciado, por eso no era capaz de aceptar ni una palabra que le transmitieran con cercanía y cariño. Estaba solo, solo en un mundo hostil.
Cuando llegó el circo de la mariposa a la ciudad, su dueño le dijo que solo podría formar parte del circo si tenía algo extraordinario que ofrecer, sin embargo Nick, al no tener sus extremidades, no pensaba que tuviera nada que pudiera interesar a nadie.
Nick creció entre el cariño de las personas del circo, creyó en él cuando lo miraron como uno más, se engrandeció cuando sintió que lo veían a él y no a sus limitaciones, se esforzó cuando nadie hizo por él cosas que podía hacer solo, encontró su fortaleza cuando dejó de vivirse como “raro”, se lanzó al vacío cuando sintió que lo podían recoger y el día más grande de su vida fue cuando pasó a formar parte del Circo de la mariposa y se dio cuenta de que era tan grande y podía hacer cosas extraordinarias como los demás, creyendo en sí mismo.
Mi vida es una aventura que todavía se está escribiendo y lo mismo sucede con la tuya. Comienza a escribir el primer capítulo ¡Ahora! Llénalo de aventura, amor y felicidad. ¡Vive la historia que escribas!