No importa lo fuerte que seamos, todos necesitamos un abrazo en algún momento, una mano extendida que acoja la nuestra, un hombro dónde reposar cuando estamos cansados o tristes, un silencio compartido que nos haga sentir que no estamos solos.
Combatamos la tristeza con abrazos, sequemos lágrimas con besos, enlacemos las manos con dulzura, no cuesta nada, es gratis y nos hace millonarios a todos.