UN TOQUE DE VIDA

La verdadera ciencia de la vida consiste en vivir cada momento, aprovechar al máximo cada día y cada momento que se nos presenta intacto HOY AQUÍ Y AHORA.

Si somos capaces de vivir con lo que vivimos hoy, con las alegrías, las tristeza o tropiezos de hoy, tendremos la oportunidad de disfrutar, entristecernos o enfrentar sólo lo que hoy ocurra, entonces nos sentiremos ligeros de equipaje, libres para decidir, redecidir o enmendar lo que se puede enmendar y asumir y aceptar lo que ya no es posible. Al llegar la noche, sentiremos que lo que vivimos en el día de hoy está hecho y podremos dormir con la tranquilidad que nos aporta haber vivido este día.

Hay veces que la dificultad de ese disfrute viene del peso que acumulamos en nuestra espalda, una mochila cargada de días sin vivir, situaciones sin resolver, palabras que no dijimos, decisiones que no tomamos o en las que estuvimos equivocados. El pasado no vuelve y por tanto nada podemos hacer por cambiar lo vivido. Continuar remozándonos en el fango de nuestros errores nos conduce a no darnos la oportunidad de aprender de ellos, seguir lamentándonos de lo que hicimos o no hicimos nos lleva a un sufrir un dolor continuo y permanente que nos reporta mucho, pero que mucho SUFRIMIENTO GRATIS.

La dificultad para estar en el presente viene también de la mano de las anticipaciones. Ese pretender adivinar que será lo que nos ocurra en el futuro es lo que nos precipita a repetir muchos de los errores que tenemos, es lo que en Psicología llamamos la PROFECÍA AUTOCUMPLIDA. Sea lo que sea que anticipemos se cumplirá porque ponemos nuestras energías al servicio de lo que anticipamos. El futuro no está hecho.

El pesado fardo del pasado y los miedos que nos produce la anticipación, generalmente negativa, nos impiden estar presentes en nuestro hoy, en nuestra vida.

La realidad se compone solo de HOY. Alguien dijo que podríamos decir que morimos cada noche cuando dormimos para resucitar nuevamente al despertar por la mañana.