A lo largo de la vida se nos presentan problemas, a los que a mi me gusta llamar «situaciones a resolver», que nos llevan una y otra vez a encrucijadas en las que hay siempre varias salidas.
¿Porque siempre nos pasan las mismas cosas?, quizá porque siempre tomamos la mismas decisiones, de tal modo que al final obtenemos las mismas consecuencias una y otra vez, es el perro que se muerde la cola.
La clave está en profundizar dentro de nosotros, cuestionarnos nuestra manera de responder a las situaciones, buscar el propósito de nuestras reacciones y nuestros comportamientos, ¿para qué hago esto?, ya que nuestra manera de responder a las situaciones está orientada a conseguir un fin, ¿que quiero conseguir con esta manera de actuar?.
La conciencia nos abre las puertas a nosotros mismos y desde esa conciencia nos ponemos en disposición de ELEGIR nuestras acciones y reacciones, dejando atrás ese REACCIONAR que ha marcado nuestra vida y que nos deja en manos de los otros.
Si aprendemos a descubrir nuestras capacidades y nuestras limitaciones, será el comienzo de desarrollar las primeras y poner nuestras potencialidades reales para superar las segundas.