Cuando nos ocurre esto, es que estamos alimentándonos de fuentes internas de autoestima, esto se reflejará en nuestra estabilidad emocional y supone un regalo de amor a nosotros mismos.
Por otra parte, cuando no hemos sido valorados y reconocidos, cuando no hemos recibido el aprecio por ser quienes somos, comenzamos a buscar otras maneras de conseguir satisfacer esas necesidades básicas, convirtiéndonos en lo que otras personas pretendían que fuéramos, entonces comienza el alimento de nuestra autoestima, a través fuentes externas, que resultan inestables.
Fuentes externas de autoestima:
Cuando la personas se valoran POR LO QUE HACEN
Estas personas pueden convertirse en adictos al trabajo, mantienen un alto nivel de exigencia y desarrollan un estado de perfeccionismo que en muchas ocasiones es muy difícil de mantener. Se valoran fundamentalmente por lo que hacen, por lo que no pueden dejar de hacer cosas y si lo hacen se sienten que están perdiendo el tiempo, así que no pueden estar tranquilos y disfrutar del ocio y el tiempo libre porque se sienten vacíos al no hacer nada. Estas personas tienen gran dificultad para decir NO a lo que no quieren, pretenden quedar como «los buenos de la película», suelen dejar sus cosas a un lado y las demandas y exigencias de los demás.
Otras personas se valoran POR LO QUE TIENEN.
Estas personas se valoran en función de lo que tienen, ya sea posesiones, nivel cultural, amigos importantes..etc. Fácilmente cantan la canción “tengo, tengo, tengo, tú no tienes nada». Ansían posesiones, nunca tienen bastante, presumen de lo que tienen y de que lo suyo es lo mejor: mi casa, mi coche, mi trabajo, mis amigos, mis hijos…..
Otras personas se valoran POR LO QUE SABEN
¡Qué cansinos!. Intentan impresionar con sus conocimientos, se beben los libros o solo conocen sus títulos y presumen de que los han leídos todos. Estas personas, curiosamente saben de todo. Seguro que ante una operación de un ser querido o propia, le dirán
al cirujano por dónde ha de poner el bisturí. En los grupos, monopolizan las conversaciones con su frase prepotente y preferida, «no, eso no es así, ya te digo yo >». Claro, cuando ellos llegan, los demás se van, porque no hay quién los aguante, pretenden buscar valoración a través de sus conocimientos pero solo consiguen cansar y provocar desprecio.
Otras personas buscan ser reconocidos y valorados POR LA ACEPTACIÓN DE LOS DEMÁS.
Son personas que necesitan la aprobación de los demás para sentirse bien, viven dependientes del afecto de los otros, imponen sus reglas sutilmente y siempre están pendientes de la impresión que causan.
Estas fuentes externas de autoestima son inestables y nos llevan a vivir con permanentes altibajos emocionales porque, si hacemos, sentimos que valemos, pero ¿Y si no podemos hacer?, entonces el sentimiento es de poca o nula valía personal. Si tenemos, sentimos que valemos pero ¿y si dejamos de tener?. Si sabemos, sentimos que valemos pero ¿y si un día no sabemos de algo?. Si los demás nos reconocen, nos sentimos valiosos pero ¿y si un día no nos valoran o no están de acuerdo con alguna actuación o decisión nuestra?.