Mi propia experiencia y la de muchas personas con las que he compartido sus procesos terapéuticos, me ha dicho que esto es verdad. Tememos a nuestras emociones, nos avergonzamos de ellas y por eso las relegamos o pretendemos relegarlas, taparlas o reconducirlas pero no es posible, permanecen en nosotros y en esa lucha que establecemos para no dejarlas salir nos debilitamos.
Muchas veces nos decimos que no manifestamos nuestras emociones por temor a molestar a los demás. En realidad, tiene que ver más con nuestras propias experiencias que con los demás. Quizá nos hemos acostumbrado a escuchar «no pasa nada, no es nada grave» cuando hemos expresado nuestros sentimientos o no han sido escuchados con el respeto que merecen o hemos sentido que causaban preocupación en los demás. Sea cuál sea la causa, terminamos encerrándonos en nosotros y encerrando nuestros sentimientos.
Cuando contenemos nuestras emociones o las tragamos haciendo «como si», las fajamos e interrumpimos el ciclo natural del sentimiento por alguna de sus partes.
CICLO DEL SENTIMIENTO
Costa de seis fases:
1: ACONTECIMIENTO PRECIPITANTE. Se trata de cualquier cosa que ocurra o nos ocurra y nueva «algo» dentro de nosotros.
2: SENTIMIENTO. Es la respuesta emocional que surge dentro de nosotros ante ese acontecimiento precipitante.
3: AUMENTO DE TENSIÓN. La carga emocional emergente, produce sensaciones físicas y psicológicas que buscan liberarse.
4: EXPRESIÓN. Se trata de la «descarga» que se produce tras liberar la emoción y se manifiesta a través de diversas emociones: la risa, el llanto, los gritos, los golpes.. Estas expresiones eliminan las hormonas del estrés.
5: DESCENSO DE TENSIÓN. Una vez liberada la tensión, el cuerpo deja de percibir sensaciones de activación y comienza a relajarse.
6: RELAJACIÓN O ESTADO DE REPOSO. Ya descargado el estrés la emoción se difumina y quedamos en estado de reposo, listos y preparados para recibir otra emoción.
POR NUESTRA HIGIENE EMOCIONAL, ES NECESARIO CERRAR EL CIRCULO DE NUESTRAS EMOCIONES. SI NO SE HACE ASÍ, LA ENERGÍA QUEDA ENCERRADA DENTRO DE NOSOTROS Y, TARDE O TEMPRANO, NOS PASA FACTURA.