OBSTÁCULOS EN LA COMUNICACIÓN: LOS JUICIOS

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Los juicios suponen un obstáculo muy grave en nuestras relaciones
interpersonales.


Cuando presentamos las propias convicciones como si fueran el único modo lógico y
razona­ble de ver las cosas, con frases como: «Pero si esto es de sentido
común…», «no sé cómo no te das cuenta de que eso no es lógico…”,
estamos provocando
con nuestras actitudes un gran bloqueo en la expresión franca y abierta de lo que piensa y siente la otra persona. De diversos modos le estamos
transmitiendo : «Yo soy más inteligente, la verdad es mía…»,
«yo sé más que tú, incluso de ti mismo».

 

Cuando actuamos de este modo, nos sentimos con derecho a etiquetar a las
personas, a
definir lo «normal» y lo «anormal», y a diferenciar
dogmáticamente las ideas inteligentes  -las
nuestras- de las estúpidas -las de los otros-. Lo que uno piensa es «evidente»,
«clarísimo»
y «lógico» y si el otro no lo entiende o no lo ve como nosotros, es porque es «tonto» o está equivocado.



El uso frecuente de las generalizaciones «siempre…nunca»,
«todo…nada”, “blanco…negro», «bueno…malo»,
suele hacer que no movamos en una polaridad que provoca la rigidez y convierte en vulnerable nuestro estado de ánimo. Por ejemplo, si una persona suspende un examen y su pensamiento inmediato es «nunca me sale nada bien», se sentirá hundida; Su estado de ánimo será diferente si le quita el «nunca«, su visión de ese suspenso es más realista porque seguro que ha aprobado otros exámenes y muchas cosas en su vida han tenido resultados positivos. Del mismo modo ocurre con el resto de distorsiones polarizadas, todo te sale mal o alguna cosa te salió como no esperabas o deseabas?.

 

 También
hace mucho daño la actitud de catalogar
a las personas. Un esquema mental rígido  hace
pensar y actuar como si existiera una regla, o norma general, que dicte cómo ha
de ser cada persona y cómo debe actuar en cada momento, si quiere ser «normal».

 

Cuando juzgamos y catalogamos a los demás, generalmente provocamos que la persona se sienta rebajada, humillada, torpe, estúpida,
inferior. Puede vivirlo como si se le
negara  prácticamente  el derecho de  tener su propia identidad
personal: no puede ser como es, ni
puede sentirse como se siente, ni se le reconoce el derecho de ver las cosas
como las ve.

 

Estas
actitudes, provocan en el otro sentimientos negativos resentimientos, al
sentir que sus ideas son
descalificadas, desconfianza que le puede llevar a inhibirse para expresar
franca y abiertamente lo que
piensa y siente por temor a que le encasillen y resistencias que le llevan, en  muchos casos, a cerrarse
a los demás.
Cada uno somos como somos fruto de nuestras experiencias, así que antes de juzgar, etiquetar o catalogar a alguien, PONTE N SUS ZAPATOS.

 

Autor entrada: MariaGuerrero