EL MIEDO QUE PARALIZA

 
El miedo, ese compañero inseparable, sicencioso que nos acompaña en muchos momentos de nuestra vida, a veces para prevenirnos, otras para descentranos y desconcerntrarnos de nuestro presente, dificultando nuestra relación con los demñas y con nosotros mismos.y paraliando nuestra acción.
 
Así el miedo puede jugar el papel de un
“sentimiento adecuado” (derivado de una valoración ajustada de nuestras
circunstancias ambientales) y ayudarnos a eliminar satisfactoriamente la amenaza
percibida; o de un “sentimiento inadecuado”(derivado de una valoración
desproporcionada de nuestras circunstancias).En este caso es cuando el miedo se
convierte en algo paralizante.En cualquier caso el desencadenante del
miedo es la percepción por nuestra parte de una amenaza real o imaginaria a
nuestra seguridad,integridad,salud y bienestar tanto físico como psicológico.
 La intensidad con la que experimentamos
esta emoción va a depender también de la capacidad que cada cual se atribuya para enfrentarse o
para rechazar la amenaza, de forma que el nivel de miedo que experimentemos va
estar en función del valor que le asignemos a la amenaza y el que asignemos a
nuestra capacidad de enfrentarnos a ella.
 Como cualquier otra emoción, el miedo
puede llevarnos a perder el control de las situaciones y de nosotros mismos.
Como esta situación de falta de control nos angustia y nos desposiciona de
nuestra forma conocida de actuar, que es la que nos permite sentirnos
“cómodos y seguros”, lo que generalmente tendemos a hacer es evadir, ocultar sustituir o
camuflar esta emoción, con lo que contribuímos directamente a fijarla en
nosotros y a sobredimensionarla, provocando una emoción más intensa.
 
¿QUE ES EL MIEDO?
 
 El miedo es un recurso, un conjunto de
respuestas que ponemos en marcha en aquellas situaciones o ante aquellos
objetos o sujetos que percibimos como amenazantes y/o desconocidos,con el fin
de autoprotegernos. Psicológicamente lo podemos definir
como un patrón adaptativo de respuestas de ansiedad, integrado por las
respuestas relacionadas con lo que pensamos, con lo que ocurre internamente en
nuestro organismo, que son las respuestas psicofisiológicas y con lo que hacemos y
cualquiera puede observar, que son las respuestas motoras.
 El miedo puede tener un valor biológico
de supervivenca, ya que prepara a nuestro organismo ante una situación de
peligro para emitir una respuesta de lucha o huída.Sin embargo, el miedo se
puede convertir en algo paralizador e incapacitante, incluso si llega a
convrtirse en un estado emocional permanente puede desembocar en la aparición
de diversos desarreglos orgánicos. Como hemos comentado antes, el miedo
puede suponer una ventaja adaptativa: tener miedo sirve, es sano y hasta puede
resultar necesario. Los miedos pasajeros o evolutivos constituyen un
elemento normal y necesario en el desarrollo del ser humano, ya que proporcionan
herramientas con las que hacer frente y superar una amplia gama de situaciones
adversas, peligrosas o desagradables (los llamados “estresores vitales”). De
esta manera nuestro organismo “dispara” respuestas automáticas de alarma
(miedo) ante aquellas situaciones, objetos o sujetos que pueden suponer un
peligro para nuestra supervivencia. De ahí que la ausencia total de miedo pueda
resultar desadaptativa.
 Tan aniquilante puede resultar el bloqueo ansioso, ese estres que impide la toma de iniciaticas, como la falta de motivación, la indolencia o la excesina tranquilidad, ya que también dificultan o impiden la posibilidad de actuar con el temple necesario para que la actuación resulte gratificante. Cuando aparecen los elementos bloqueantes de iniciativas, sentimientos,
ideas y decisiones, acaban inhibiendo la riqueza vivencial de la persona.
Es importante que escuchemos nuestros miedos, ellos ponen al descubierto una parte importante de nosotros que quiere ver la luz y desvelan todas las posibilidades que tenemos para hacerles frente.

Autor entrada: MariaGuerrero