RELACIONES COMPENSATORIAS

Cada uno tenemos nuestra propia y peculiar manera de amar. Generalmente proyectamos nuestro amor en personas que nos complementan y en ellas creemos encontrar la «pareja perfecta», sin embargo esa complementariedad a veces es una trampa que nos mantiene atrapados, dificultando que saquemos a la luz y pongamos en juego partes valiosas de nuestra personalidad, que por inexploradas también nos son desconocidas.

Así por ejemplo, si una persona es introvertida, generalmente buscará como complemento a una persona que sea extrovertida, de esta manera podrá mantener su introversión y no necesitará hacer ningún esfuerzo por abrirse a los demás. Si una persona es dominante, tenderá a buscar pareja entre las personas que adopten un rol de sumisión, de esta manera podrá continuar manteniendo su rol a costa del otro y así podría continuar poniendo ejemplos de las relaciones complementarias que al final, se van a separar justo por lo mismo que se unieron en un principio.

En este tipo de relaciones ambos obtienen «beneficios» que, en muchos casos, les mantienen vinculados por demasiado tiempo, en relaciones insatisfactorias y dolorosas en las que ninguno de los miembros de la pareja puede crecer.

Estas relaciones compensatorias se basan en vinculaciones de pendencia afectiva, en las que cada uno se apoya en el otro y le hace responsable de su propia satisfacción. Me gusta llamarlas las relaciones «PORQUE TÚ» porque esa es la cantinela permanente que mantendrá la pareja como forma de diálogo: porque tú no hiciste o dejaste de hacer, pues anda que tú…, es la respuesta habitual del otro.

La base de una relación saludable es el propio sentimiento de autoestima y valía personal de cada uno de los miembros de la pareja, así que cuando se establecen este tipo de compensaciones en las que terminamos por anularnos a nosotros mismos, la culpa no es del otro, como solemos pensar, nosotros somos los responsables del mantenimiento de esas relaciones que terminan dañándonos y proporcionarnos SUFRIMIENTO GRATIS.

Si estás manteniendo una relación a la que no le ves salida, o te mantiene en una situación de sufrimiento, o en la que está permanentemente sonando la cantinela «porque tú, pues anda que tú»: REVISA como te colocas en esa relación, que rol es el que mantienes y como estás colaborando en el inicio o el mantenimiento de las situaciones problemáticas que se plantean.

Solo cuando ves tu parte y te responsabilizas de ella, pones en tus manos la posibilidad de cambiar comportamientos dañinos y ponerte en marcha en el camino de mejorar tu propia autoestima, aumentar el respeto por ti misma y favorecer un cambio saludable en tu relación.

Autor entrada: MariaGuerrero