TÚ NO ERES TU MIEDO (3)

Nos vinculamos a las personas a
través de dos sentimientos básicos, el amor y el odio y en cualquiera de ellos
está presente el miedo, cuando amamos, miedo a perder a la persona amada,
cuando odiamos, miedo de no volver a amar.

Nos identificamos con nuestros
sentimientos pretendiendo fijarlos “para siempre”, no se puede fijar el amor
para siempre y cuando tenemos esa intención es cuando aparece el miedo a
perder, está claro que si no quisiéramos poseer ni perpetuar, el miedo no
tendría cabida porque su lugar lo ocupa la libertad y ambos no pueden coexistir
juntos, como no lo pueden hacer la luz y la oscuridad.

Un antídoto potente es la
despersonalización del miedo, yo no soy mi miedo y por eso puedo elegir mirarlo
con distancia emocional, erradicarlo o echarlo de mi vida.
DETRÁS DE CADA MIEDO HAY UN DESEO AGAZAPADO AL QUE NO NOS ATEVEMOS A DAR
VIDA
Un día acompañaba a una persona en el
proceso terapéutico de superar su ansiedad. Constantemente hablaba de que sus
miedos la mantenían paralizada, se sentía sin energía e incapaz de hacer nada.
¿Cuál es el miedo al que más le temes?, le pregunté, “Me aterra volverme loca,
ese es mi mayor miedo”. ¿Quieres trabajar tu miedo a volverte loca?, “sí”,
respondió de inmediato. Entonces le ofrecí un folio en blanco y le di la
consigna: escribe en la parte superior del folio “tengo miedo a volverme loca”
y así lo hizo. Ahora escribe debajo “DESEO volverme loca PARA…” y a
continuación escribe todo lo que te venga. En ese momento me miró negando con
la cabeza, “ya te he dicho que ese es mi mayor miedo ¿Cómo voy a desearlo?”. Ya
te entendí y tú aceptaste trabajar este miedo, adelante, escribe lo que te
venga. Después de unos minutos volvió a mirarme, esta vez su cara reflejaba el
asombro, sus ojos estaban muy abiertos y rápidamente comenzó a escribir: “deseo
volverme loca para decirle a mi marido que ya estoy harta de que no me trate
bien, a mis hijos que estoy hasta las narices de tener que ir siempre detrás de
ellos quitando sus enredos, a mi jefe quiero decirle que es un explotador, a mi
madre que me fastidia que me manipule con sus permanentes quejas……”.
Responsabilidad significa responder y
en este caso, como en muchos, el miedo es una buena excusa para echar balones
fuera y evadir nuestra responsabilidad.
El antídoto es conectar con nuestros
deseos y atrevernos a jugarlos, si enfocamos nuestra energía hacia el
autorespeto nos hacemos fuertes, aprendemos de las experiencias y transformamos
nuestro miedo en sabiduría.

El bienestar no depende de tener una
vida sin problemas, sino en fijar la confianza en nuestra capacidad para
afrontarlos.

TODO ES SEGÚN EL COLOR CON QUE SE
MIRA


Cuando
miras con negatividad lo que ocurre a tu alrededor, dejas que el miedo aparezca
y se fortalezca, así que potencia tu optimismo y revisa la manera como
interpretas la realidad, todo es cuestión de la perspectiva  con la que te enfrentas a los acontecimientos.
Desde el
miedo tendemos a ver las cosas peor de lo que son en realidad. Los pensamientos
negativos dañan tu cuerpo y tu equilibrio, así que revisa tu diálogo interno,
cuestiona tus creencias internas y descubre los pensamientos con los que
alimentas tu miedo. ¡Suelta tu miedo!.
SI NO TUVIERAS MIEDO ¿QUÉ HARÍAS?
Te invito a
parar un momento y preguntarte ¿Qué cosas no tengo hoy por culpa de mi miedo?.
Seguro que
encontraras muchas cosas de las que te has privado por no atreverte a
realizarlas. Quizá no has buscado un empleo porque has creído que no eres capaz
o no le has dicho una persona que te gusta, me gustas, por temor a que te
rechace o has evitado tener amigos por miedo a no gustarles o te has callado
cuando querías hablar por miedo a que piensen ¡qué tontería está diciendo!.

Aquí te
dejo otra pregunta, ¿Cómo sería tu vida si no tuvieras este miedo?.

Está en tu
mano cambiar tu miedo por arrojo y valentía para ser quien eres. 
¡ADELANTE!

Autor entrada: MariaGuerrero