SANFERMIN, UNA FIESTA CON CORAZÓN

¡¡¡ POBRE DE MI !!!

Las doce de la noche en la puerta del Ayuntamiento lucían cientos de velas encendidas mientras el Alcalde, asomado al balcón, anunciaba el fin de la fiesta. En esos momentos emotivos, los corazones sonaban a un solo ritmo y las voces al unísono entonaban el «POBRE DE MI» al mismo tiempo que estallaban en el cielo las miles de lucecitas de los espléndidos fuegos artificiales.

 

 


Después el brindis con champán por el encuentro, por la alegría de compartir, por el deseo de volvernos a encontrar el año que viene, por la amistad que hacemos grande en cada encuentro, por la satisfacción de estar juntas, por la ilusión viva y dispuesta para poner en cada día de este nuevo comienzo hasta el próximo año, así que terminamos la fiesta entonando la canción 1 de enero, 2 de febrero, 3 de marzo, 4 de abril, 6 de junio 7 de julio SAN FERMIN y un abrazo desde el alma.

Color del texto
CUANDO SE APAGUEN LAS VELAS, ACUÉRDATE DE MI

Mañana, acuérdate de mí

En el Diario de Navarra, encontré este artículo de Ignacio Murillo que me conmovió y quiero compartirlo con vosotros.

Mañana, cuando suene el despertador a las ocho en lugar de a las seis y no escuches atronando las Dianas, acuérdate de mí. Cuando salgas a la calle y te cruces, cabizbajo, a la misma gente de todo el año, y no os miréis ni os saludéis, acuérdate de mí.

Acuérdate de mí cuando no te vaya el corazón a mil con los toros galopando por Estafeta, cuando no suspires de emoción junto a la hornacina, cuando no tiembles de miedo por una embestida. Acuérdate de mí cuando leas el periódico sin cogidas en la portada y sin churros en la barra y el tipo de enfrente te ponga mala cara.

Acuérdate de mí cuando busques entre los camiones de reparto a la Comparsa, cuando no resuenen en tu cabeza las charangas y lo más cercano al sonido de la plaza se el tañer de bocinazos en el atasco habitual de cada día: semáforo verde, arranca. Semáforo rojo, frena. Semáforo verde, arranca.

Acuérdate de mí cuando ya no te duela el cuerpo entero, cuando no se te cierren los ojos por no haber dormido nada en cuatro días. Acuérdate de mí cuando no lleves pañuelo no gorro, ni collares, ni gafas que se encienden, no bailes la primera música que suene.

Acuérdate de mí cuando no salgas corriendo para preparar la merienda de los toros; cuando no estallen fuegos en el cielo, cuando no suele la música en cualquier escenario y lo más parecido al bullicio nocturno sea la tensión del trabajo o las riñas y los chillos de los niños.

Acuérdate de mí porque mañana, cuando te levantes, no habrá ropa blanca, ni faja esperando sobre la silla. No habrá entradas en tu bolsillo, ni habrá dinero para gastar.

Mañana, te dejaré colocadas, de una en una, todas las hojas del calendario. Y pasarán lentamente, oscurecerá pronto invierno y se harán largas las noches.

Pero, si quieres, mañana acuérdate de mí. Y pasado y al siguiente y al otro, acuérdate de mí siempre que quieras. Yo estaré esperando, tranquilo, quieto, dónde siempre. Todo el año. No esperas al próximo siete de julio. Acuérdate de mí.

Autor entrada: MariaGuerrero